IV
Justo cuando el taxista se estaba relajando ella le dijo: ¿El viaje no me lo cobrás no?
Con las vueltas que dieron para llegar a la casa, había pensado ya en la plata que iban a pagarle, no siempre se dan viajes tan largos. Maldijo el momento en que no le cobró a La Lora por lo menos su parte...
-No, piba, dejá, a vos no te cobro nada.
-Bueno, mejor- dijo ella bostezando sin disimulo.- Nos vemos por ahí, vos ya sabés donde encontrarme...
Cerró la puerta despacio, quedó mal cerrada, caminó lentamente hasta su casa, moviendo las caderas de un lado al otro. Cuando desapareció de su vista, el taxista volvió a cerrar la puerta de un golpazo, puteando... Como por primera vez miró en donde estaba y decidió salir de ahí inmediatamente, un barrio de cuidado, sí, sabía dónde encontrarla, pero no se aventuraba solo por ahí nunca más, un peligro, en que estaba pensando?
Yasmín cerró las cortinas, se estaba haciendo de día, odiaba la luz de la mañana. Se sacó la ropa, se acostó boca arriba y así quedó un rato, pensando, finalmente se durmió.
Olvidó poner el despertador.
4 Comments:
JI, jiji, soy muy feliz! somos 4!!!
La historia, bárbaro. NO entendí las reglas.
oh oh, las reglas las hice con demasiada ansiedad (no pude evitarlo), y olvidé que debían ser coherentes (en breve lo corregiré).
Está reservada oficialmente la parte IV para el señor Cutipaste.
(trala lala, somos 5!!!)
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